(Búsqueda Avanzada)
Algo de historia.
#21
Publicado:

(08-09-2021, 12:44 AM)DonBerna escribió: Señor Quinto Piso, por favor podría ilustrarnos sus experiencias en el bar de travestis que se ubicaba en la calle primera con carrera 24A, Eduardo Santos?

Sería emocionante algún relato, yo tuve mis primeras experiencias allá, de las cuales he hablado en otros temas... 

Eso se llamaba Bar Video Pereira, después se llamó Noches de Media Luna, despues Jacaranda hasta que lo cerraron... Posteriormente demolieron ese inmueble 

De antemano muchas gracias
Yo recuerdo ese bar de la 24, entré unas cuantas veces, ya se llamaba jacaranda. Era un bar que tenia las escaleras al segundo piso como en la mitad y al rededor estaban las mesas Estuve si no estoy mal con 4 trans de ahí. Nombres no se, nunca me preocupe por eso. El sitio era todo a media luz, no era bonito pero me gustaba mucho ir. Siempre iba en la noche porque me volaba de la universidad y pasaba siempre por ahí.
Había una mona de cabello larguísimo y estuve una vez con ella, entramos al cuarto y puso un canal de desfiles, muy rica, no recuerdo muchos detalles pero la pasé muy bien.
Una vez al parecer estaba mas oscuro de lo habitual y se me sentó una morena enorme como de 3 metros de alto, delgada y no se veía mal. Tomamos algo y pal cuarto. Una vez allí con luces tenues la clave pero al encender las luces todo cambió, era un negro con peluca, me asuste pero ya estaba casi vestido y comenzó a masturbarse, me cogió de la mano y me decía que me acercara, yo recuerdo que lo único que le decía era que me tenía que ir pero no me soltaba, con una sola mano me tenia agarrado y con la otra se masturbaba. Después se vino y me soltó, me pidió que lo disculpara que era que estaba muy arrecho y solo quería venirse.
La vez que mejor la pase fue una noche que iba para donde la que era mi novia, ella vivía en Venecia y salí del trabajo y pase a dar una vuelta al bar. (nada de celulares ni como ubicarme, era perfecto). Era un viernes, creo, entré y habían varias muchas trans ese día pero en una especialmente me centré. Nos vimos y al parecer nos gustamos porque cuando me senté de una se me presentó (como les digo no recuerdo nombres), solo recuerdo que hablamos un poco y nos comenzamos a acercar mucho, cuadramos y nos fuimos a la habitación, esta vez fue en el segundo piso, entramos y nos besamos como si se fuese a acabar el mundo. Nos tocamos por todo lado, el morbo era increíble con esa nena, no tenia casi senos, pero la pasé delicioso. Una vez terminamos me ayudo a "desmaquillarme" porque tenia mucho labial, de ese color fucsia que se pega solo con el deseo. Mientras me ayudaba le pregunte la edad y me evadió el tema. No le puse atención a eso. Al final salí, y ella se quedo en la parte alta de las escaleras, me despedí y se quedo mirándome y me dijo que si de verdad quería saber la edad, le dije que si y me dijo que tenía 16. Yo creo que me puse de todos los colores porque me dijo que si estaba bien, pero la verdad el susto fue algo absurdo y salí corriendo. Era una menor de edad y quien sabe que hubiera podido pasar, pero después reflexioné y asumí que era mentira y que tenia unos 22. Tarde tiempo en volver y ya no la encontré. Luego cerraron el sitio y ni mas, toco aventurar en otros lugares.
Los siguientes 2 usuarios hicieron Me gusta la publicación de pablito79:
  • Abraxas, Jpar2
Responder
#22
Publicado:
(Última modificación: 16-09-2021, 10:53 PM por QuintoPiso.)

Don Berna, visité ese lugar cuando se llamaba Media Luna, en varias ocasiones. Cuando el edificio
del Santafé lo compro Ingrid, como en el 2001, ella solo lo tenía de lugar de alojamiento para algunas trans,
que trabajaban en el sector o en el Norte. Algunas atendían en su habitación a clientes de confianza. 
Quien manejaba este edificio anteriormente, lo apodaban Tabaco, alquiló la casa a media cuadra del lugar,
ahora se llama "El bejuco de Tarzán". En ese lugar solo había entrada por el pasillo y en el bar desfilaban las
"chicas" y en las habitaciones del fondo se hacían los ratos. Allí conocí a una travesti que iba temprano. No era 
muy agraciada, pero tenia apariencia de mujer, tanto que la primera vez que estuvimos dude que fuera trans.
Esa vieja me pego una encarretada tremenda, porque me practicaba un beso negro espectacular, como nunca
me lo han hecho. Y el oral también era delicioso. Lina, así se llamaba, me comentó que solo iba al Santafé temprano por que
de noche trabajaba en la 1 con 24.

Un sábado me dijo que si la llevaba hasta ese lugar; accedí y llegamos allá como a las 7 de la noche. Me invitó a entrar,
yo estaba muy desconfiado y no había cerca parqueadero; sin embargo en la bomba de gasolina contigua,
me dejaron parquear y me decidí. Entramos, recuerdo que el establecimiento tenía un bombillo rojo a la entrada.
Lina me presento a la administradora, una trans veterana y nos sentamos en una mesa; el lugar estaba solitario,
a pesar de ser fin de semana, según me dijeron por la hora. Tuve que pedir media de ron Caldas para poder sentarnos.
Mientras Lina subía al segundo piso a cambiarse, yo analice el lugar. En el  primer piso era salón grande, con varias mesas,
sillas y un par de parlantes con música, para las parejas que quisieran bailar; en un cuarto del fondo quedaba el bar, una
travesti atendía y cobraba; otras, unas cuatro estaban sentadas, esperando clientela. Cuando bajo Lina, mezclamos el ron
con Coca Cola, charlamos, bailamos un rato y como iba conduciendo, tome muy poco. Ella se tomó casi todo el licor y 
cuando se acabó, yo me despedí para irme. De dijo que como así, que subiéramos a su habitación; yo le respondí que ya
habíamos estado más temprano, que ya no tenia ganas. Yo te hago dar ganas, me susurró. La escalera quedaba en la
mitad del patio y en el segundo piso quedaban las habitaciones a lado y lado del pasillo. Su habitación, quedaba al fondo,
con ventana a la parte posterior de la casa. El interior del cuarto olía limpio, era sencillo pero estaba bien decorado. Recuerdo
que la cama tenia alrededor un velo y un techo, soportado por unos parales; Lina me comentó, muy orgullosa que ella
misma la había construido y que allí solo llevaba clientes "muy especiales". Como siempre el beso negro fue espectacular,
mamada, culiada, conversación y despedida. Cuando bajamos, ya estaba la rumba encendida, unas parejas bailaban,
otras se besaban y acariciaban, a media luz no se podía apreciar mucho; el lugar me pareció agradable.

Eran como las 10 p. m., le di unos pesos al dependiente de la bomba y para la casita. Este mismo programa lo repetí algunas
veces más. Dejé de ir porque Lina, parece que se fue de la ciudad. Hace unos 5 años, me la encontré en el Centro y me comentó
que estaba viviendo en Soacha, allí había comprado una casa, tenía una salón de belleza y ya no se prostituía. La acompañé
hasta la Calle 19 con Carrera 13, a tomar el bus para Soacha y nos despedimos. 

En la casa donde esta ahora Justo&Bueno quedaba Media Luna, por supuesto la casa era muy vieja. Buen lugar ese.
https://www.google.com/maps/place/Cl.+1+...74.0978915
Los siguientes 1 usuario hicieron Me gusta la publicación de QuintoPiso:
  • Jpar2
Responder
#23
Publicado:

Estimado señor quinto piso, gracias por el relato, solamente debo corregirlo en que noches de media luna quedaba donde ahora está un edificio al lado de taxi estrella
Responder
#24
Publicado:
(Última modificación: 17-09-2021, 04:10 PM por QuintoPiso.)

(17-09-2021, 03:36 PM)DonBerna escribió: Estimado señor quinto piso, gracias por el relato, solamente debo corregirlo en que noches de media luna quedaba donde ahora está un edificio al lado de taxi estrella

Si señor tiene toda la razón. Este es el lugar:
https://www.google.com/maps/place/Cl.+1+...74.0978915

El tiempo hace fallar la memoria.
Responder
#25
Publicado:

Tremendos relatos, gracias por devolvernos en el tiempo.
Responder
#26
Publicado:
(Última modificación: 26-09-2021, 01:38 AM por QuintoPiso.)

Yo seguí asistiendo a aquella casa de trans, sobre todo los fines de semana, porque en el Centro de Bogotá no había más y me hice buen cliente de Sofi. Por esa época, finales de los 80´s, tener sexo con una transgénero era poco menos que un delito, era una actividad que se realizaba de forma clandestina, resguardado por la oscuridad de la noche. En este lugar, ubicado cerca a la U Jorge Tadeo Lozano, tenían un “campanero” que cuando se acercaba la policía oprimía un botón que simulaba un timbre, se encendía un bombillo rojo en el bar y las “chicas” salían a esconderse en el zarzo, le bajan el volumen a la música y prendían las luces. Los policías nos pedían documentos y buscaban a las trans, pero afortunadamente, que yo supiera, nunca pudieron ubicar el escondite. Terminada la requisa, se iban del lugar refunfuñando, porque ellos sabían lo que se hacia allí, pero no tenían pruebas para sellar el establecimiento o encarcelar a las “meretrices”. Una noche, un teniente furioso porque no encontró a las chicas, llamó un camión para según él “meternos al calabozo por degenerados”; sin embargo, el dichoso camión no llegó y nos dejaron ir. Pasado el susto, desde esa noche prometí no volver es ese lugar. Tiempo después supe que el negocio dejó de existir y demolieron la casa.

Deambulaba los fines de semana por el sector, buscando un buen lugar para comer trans. En la Calle 24 con Carrera 12 existía un lugar llamado Picis&Géminis, que tenía entrada por la calle y por la carrera. El negocio ocupaba casi toda la manzana, había dos ambientes: uno con música americana y el otro de música bailable, pero la clientela estaba compuesta de hombres gay, únicamente aceptaban a los travestis que hacían los shows, en los que imitaban a una cantante del momento. 
https://www.google.com/maps/place/Centro...dfY2VudGVy
 
También recuerdo otros lugares: El arlequín, Calle 23 con Carrera 5; La Tasca Santamaría, Calle 23 Carrera 6; La Pantera Roja, Avenida Caracas con Calle 32. Básicamente eran bares, muy discretos y sencillos, en los que no aceptaban “travestis”, como les decían a las transgeneristas, porque las consideraban putas, drogadictas y ladronas. Si los homosexuales eran discriminados, las chicas transgénero ocupaban el ultimo lugar en la escalera de los indeseables. Estos lugares de reunión de personas homosexuales se conocían por el voz a voz, no tenían publicidad ni avisos. Existe una novela de Fernando Vallejo “El fuego secreto” que describe con cierto detalle la vida nocturna en los bares gay de ese tiempo.

Me enteré que en la Calle 23, entre carrera 12 y 13, estaban surgiendo establecimientos para la rumba de las travestis. Esta calle era famosa por lugares como la Taberna del Abuelo, La Pipa de mi Papa, el Rincón de la Sonora, con diversión heterosexual. Allí se camuflaban estos nuevos sitios, pienso yo, porque en la Calle 23 con Carrera 12, existía un edificio, en el que les alquilaban apartamentos a las transgéneros, sin muchos requisitos. No eran residencias, entonces podían cocinar y tener sus mascotas, algo muy importante para ellas, pues eran su única compañía. El inconveniente consistía en que tenían que pagar la mensualidad por anticipado, no eran pagadiarios, lo que les significa ahorrar antes de poder pasarse a vivir al edificio. Todavía este lugar alquila habitaciones, aunque los huéspedes son poco recomendables.

 
https://www.google.com/maps/place/Centro...dfY2VudGVy
 
En las tabernas donde dejaban ingresar trans, se podía bailar, había espectáculos de fonomímica, reinados; si uno se levantaba una travesti, podía ir con ella a su habitación o a los hoteles que quedaban por la misma calle 23, llegando a la Avenida Caracas, enseguida de las antiguas instalaciones de Telecom. Muchas de ellas llegaban pasada la medianoche, luego de trabajar en el sector del Bolívar Bolo Club, Calle 25 con Avenida Caracas; por esa zona había unas residencias presentables, donde dejaban ingresas transgeneristas, Residencias el Bolo. Sin embargo, por estos lados de la bolera, la persecución de la policía hacia las trans seguía implacable: las insultaban, las golpeaban, luego las subían a un camión y para la quinta estación, 24 horas. No hay que desconocer, que algunas robaban a los borrachitos que salían del Bolívar Bolo Club y por esto era que se realizaban las batidas contra ellas.

En este edificio ubicado en la 23 vivían también muchas trans. Allí a la entrada fue donde se propino Fresita el golpe en la cabeza que la mató.
https://www.google.com/maps/place/Centro...dfY2VudGVy
 
En ese sector me tocó vivir el toque de queda y la ley seca impuesta por los asesinatos de José Antequera, Luis Carlos Galán (1989) y Carlos Pizarro León Gómez (1990). El ejercito llegaba, ordenaba prender las luces, suspender la música, pagar las cuentas y todo mundo para sus casitas. La ley seca y el toque de queda regían desde la media noche, pero en una de esas ocasiones, me entretuve comiendo, me dieron las 11 y 30 y no alcanzaba a llegar a mi casa, me tocó pagarle a una travesti, para que me diera posada por toda la noche o de lo contrario me arrestaban. ¡Que susto tan HP!

La situación de la población Gay mejoró con la firma de la Constitución de 1991, aun cuando los transgeneristas seguían siendo tratadas como escoria por las autoridades y por la población en general.
Los siguientes 2 usuarios hicieron Me gusta la publicación de QuintoPiso:
  • elgordo, Jpar2
Responder
#27
Publicado:

Ni idea de muchos de esos lugares. No faltaba el distraído que terminara en uno de esos.
Responder
#28
Publicado:
(Última modificación: 18-08-2022, 02:19 PM por QuintoPiso.)

     Durante la pandemia estuve viendo “Pablo Escobar, el patrón del mal” y decidí releer el libro La parábola de Pablo, el cual sirvió de base para esta serie. Hay un parte en la que Alonso Salazar, el autor, comenta que en un siquiatra de Medicina Legal de Medellín  “aprovechando la cosecha de bandidos, hizo estudios sistemáticos de las características y encontró que eran en su mayoría edípicos, sin sentido de las normas, lejanos de la culpa y el asco. Y los definió como sociópatas. Personas que incluso tienen una fisiología diferente a la del común de los mortales: ritmo cardíaco y pulso lentos, parpadeo escaso que les permite permanecer impávidos ante el peligro y la crueldad, y ambiguos en su definición sexual. Estos guerreros a veces buscaban jóvenes, a veces buscaban en los travestis placeres no conocidos y luego, con la hombría en plena resurrección, los mataban por «locas hijueputas». Por eso se le escuchaba a Pablo decir en broma que si echaba a los maricas de su oficina, tendría que echar a la mitad de sus hombres”. (Página 119). A raíz de este párrafo del libro, recordé una historia que viví hace unos 15 años y que quiero compartir con ustedes.

     Una tarde en el bar del Santafé contiguo al edificio de Ingrid, me encontraba en la barra hablando con el administrador cuando una trans morena, alta, tetona, me pregunta si la invito a un trago, le dije que sí; se lo tomó y salió. Al rato regresó y me solicitó otro trago, no tuve problema en gastárselo. La situación se repitió varias veces, hasta que ya entrada la noche, se sentó a mi lado y empezamos a conversar. Yo me tomé una cerveza y para ella pedí un cuarto de guaro. Ya entrados en confianza, negociamos el rato y salimos para una de las residencias que quedan por la calle 20, cerca a la Caracas. 

     Cuando nos desnudamos en la habitación, la atracción fue mutua: quede sorprendido por el cuerpo, alto, bien tonificado, vientre plano, tetas y culo firmes sin ser de tamaño exagerado, y la verga, negra, ya la tenía parada. Según sus comentarios también le parecí atractivo. Empecé a chuparle las tetas, las orejas, la verga, ella jadeaba y me oprimía con sus muslos, hasta casi ahogarme. Cuando le besaba la boca, me cogía del cabello para que bajara y le siguiera mamando la verga, de un momento a otro me grita: me voy a venir y yo apenas alcancé a retirar la cara, cuando suelta ese chorro que le alcanzó a mojar las tetas, su cuerpo se estremecía y gritaba frases incoherentes. Cuando terminó su orgasmo, empezó a reírse y tragarse su propio semen, que recogía del pecho con sus dedos; estaba despeinada y sudorosa, pero seguía siendo muy atractiva.
                                                                               
   

     Pasado un rato se levantó y se fue para la ducha. Tocaron la puerta, anunciando que el tiempo se había terminado. Me estaba vistiendo cuando Juliana, ese era su nombre, sale de la ducha y me pregunta ¿Para dónde vas? Le respondí que ya habían tocado la puerta y ella risueña me dice —pues paga otro rato—. Yo la miré sorprendido, si ella ya había terminado, ¿Para qué quería continuar?, pensé. Sin embargo, pagué el adicional. Una vez cerré la puerta, ya la tenia a mi espalda, abrazándome, besándome la nuca y acariciando mi verga. Cuando ya la tenía bien parada, me dio la vuelta, me sentó en la cama, me quitó los pantalones y empezó a pegarme una soberana mamada. Luego, me levantó las piernas y me empezó a chupar el culo, mientras yo me masturbaba. Cuando yo iba a eyacular, se detuvo, sacó lubricante de su cartera, se lo aplicó en el ano, me colocó un condón de los que yo traía, se puso encima y empezó a cabalgar sobre mi verga; por momentos se acostaba o giraba dándome la espalda, para que pudiera ver como su culo devoraba mi verga. Se sentaba tan fuerte, que los testículos me empezaron a doler; le pedí que parara y cambiamos a borde cama. La clave con tanta fuerza, que el condón se rompió, afortunadamente alcancé a sentirlo y cambié el preservativo. Cuando ya me iba a venir, observé que estaba erecta otra vez, lo cual me estimulo aun más y eyaculé dando un gemido y hundiendo mi verga hasta el fondo; ahora el sudoroso ella yo.

     Me duché, me recosté y charlamos un rato. Intempestivamente me espetó: —Tengamos algo—, no comprendí y le pregunté —¿Eso qué significa?—. ¡Pues que seamos novios, amantes! —Me contestó. No le puse mucha atención, pensé que el licor estaba cumpliendo su deber, ya que se encontraba bien prendida; no conteste, más bien me vestí, le cancelé lo acordado, más la propina y salimos de la habitación. Antes de llegar al bar, ella me pregunto que si ya me iba, le manifesté que no, que deseaba tomarme una cerveza, —voy a seguir trabajando, hablamos—me respondió. Entre al bar y ella siguió de largo.

Continuara...
Los siguientes 1 usuario hicieron Me gusta la publicación de QuintoPiso:
  • Jpar2
Responder
#29
Publicado:
(Última modificación: 30-08-2022, 02:26 AM por QuintoPiso.)

     Eran cerca de la 9 de la noche de ese sábado, el bar estaba a reventar, con la música de la Rockola a todo volumen, ese no es mi ambiente, así que decidí irme. Cuando iba por la esquina hacia la calle 22, me encontré con Juliana, me despedí, pero ella me propuso que conversáramos un rato más; le expliqué que en el parqueadero tenía servicio hasta las, 10 p. m. Pero seguía insistiendo, hasta que le dije —está bien, voy cambiar de parqueadero, espérame—, a lo que me respondió —tu no vuelves—; luego de pensarlo un rato, lo decidí —está bien, cámbiate de ropa, te espero y me acompañas— murmuré. La chica fue hasta su habitación en el edificio y regresó vestida con tenis, un abrigo y un gorro de lana, el cambio fue brutal, porque andaba casi empelota; de todas formas, se le notaban las curvas debajo del abrigo y sus facciones seguían siendo muy agradables, pese a la hora. Saqué el auto y lo estacioné en el parqueadero del Club Nocturno La Piscina, que prestaba el servicio 24 horas.
     Cuando regresamos a la zona de los bares de las trans, le comenté que buscáramos un lugar más tranquilo; ella me convidó a uno que quedaba casi llegando a la avenida 19, enseguida del Bejuco de Tarzán; el lugar tenía poca clientela y contaba con un mezanine, que estaba desocupado y a media luz. Pedimos media de guaro, unos jugos de pasante y subimos. Charlamos, me comentó algo de su vida, hacia una semana había llegado de Medellín y pensaba quedarse un tiempo gestionando el pasaporte, para viajar a Europa. Me comentó que yo le gustaba porque la trataba bien, con respeto, “en este trabajo los manes piensan que porque pagan, la pueden maltratar a una” me comentó. Sonó un vallenato que a ella le gustaba y me invitó a bailar; al rato nos estábamos besando de manera apasionada.
     Cuando terminó la canción nos sentamos, ya los dos ya estábamos con parola (esa es una situación agradable con las trans: uno sabe rápido cuando están arrechas). Principié a acariciarle las piernas por encima del abrigo, cuando me di cuenta que debajo solo llevaba una tanga y que tenía la verga como si le fuera a estallar. No me aguanté, me arrodille en el piso y empecé a mamársela, primero con temor de que alguien se diera cuenta, pero luego con más confianza. Olía rico, a un buen perfume, se notaba que era aseada. Luego cambiamos, ella me bajó la cremallera y se inclinó sobre mis piernas y empezó a chuparme la verga. Así, entre charla, baile, caricias, besos y uno que otro trago, se pasó el tiempo; de pronto apagaron la música, prendieron las luces y el barman gritó que ya iban a cerrar, eran cerca de la 12 p. m. Bajamos, pagué la cuenta y la mesera (una trans) me miró como diciéndome ¿Cuánto me va a dar por no dejar subir a nadie? Le di una buena propina, porque nos sirvió de cómplice.
     Ya en la calle, Juliana me invitó a que pasáramos juntos la noche. —¿En qué lugar? Pregunté. —En mi habitación, respondió. Llegamos al edificio, ella golpeó y salió la portera, quien afirmo que le tenían prohibido dejar “entrar hombres a los cuartos de las maricas”. Aunque mi acompañante le rogó y le dijo que yo no era un cliente sino su marido, Zorayda, que así se llamaba la portera, seguía sin abrir la puerta. Saqué un billete y se lo ofrecí, ella lo miró y nos dejó pasar (el dinero abre piernas y cierra bocas), no sin antes advertirnos que nada de escándalos, porque Ingrid, la madre, la despedía.
      Una vez en la habitación, Juliana me preguntó que quería hacer, le respondí que no sabía, que propusiera. Ella acerca su cara a la mía y me susurró —te quiero penetrar; he sido versátil, sin embargo con ella me sentí bastante intimidado; no era porque tuviera la verga muy grande, sino por que era alta, de hombros anchos, manos fuertes y temía una penetración dolorosa. Ella pareció leer mis pensamientos y me prometió que sería cuidadosa, que la complaciera, que me lo sabría recompensar. Con la arrechera a flor de piel accedí y nos desnudamos, apagamos la luz y solo quedamos con los reflectores de la calle, que pasaban a través de la ventana, con la cortina abierta.
      Empezamos a besarnos, ella me empezó a acariciar el culo, mientras me daba unos besos con lengua espectaculares. Se colocó arriba de mi e inicio besándome las orejas, las tetillas, el ombligo y cuando llegó a mi verga, yo estaba lubricando; me chupó las güevas, me pasó la lengua por el perineo, un poco más y eyaculo. En ese momento, me dio suavemente la vuelta y quede boca abajo, se acostó sobre y me besaba la espalda, mientras refregaba su pene endurecido. Poco a poco fue bajando y empezó morderme las nalgas, yo las apretaba por puro instinto,  —relájate y abre las piernas— me pedía. Cuando sentí su lengua entrando en mi culo, me acorde de la recomendación de la portera, de no hacer escándalo, que sensación tan placentera; después colocó las almohadas debajo de mi estomago y empezó a chuparme el culo con fuerza. Luego de un buen rato, se levantó, sacó lubricante de su cartera y yo le pasé mis condones; se acostó encima mío e inició la penetración con tanta suavidad, que no sentí nada hasta que dijo —ya te entró todo— y empezó a moverse lentamente. Al principio sentí un poco de dolor, pero poco a poco fui dilatando y ella empezó a menearse de tal manera que el placer iba en incremento, hasta llegar a un punto en que lo único que quería era derramarme; sin embargo, ella me pedía que me aguantara. Me puso boca arriba, sin sacármela y me empezó a follar en pollo asado, al tiempo que me daba unos besos apasionados. Luego se acostó y me jaló de los brazos, de tal forma que quedé encima, ella se movía mientras me masturbaba, cuando le dije que me venía levanto la cabeza, abrió la boca y recibió todo mi semen en su cara. Al instante también eyaculó, sentí las convulsiones de su verga dentro de mi culo y sus gemidos de placer; caímos rendidos. Al rato sacó unos pañitos de la mesita de noche, nos limpiamos y descasamos un poco.
     Esa madrugada, iniciamos una larga e intensa relación. Continuara.....
Los siguientes 1 usuario hicieron Me gusta la publicación de QuintoPiso:
  • Jpar2
Responder
#30
Publicado:

(25-04-2021, 11:58 PM)QuintoPiso escribió: Este es lugar don de quedaba El Manicomio. Era la casa amarilla de puertas rojas. En la casa esquinera quedaba una cigarrería. El sector estaba lleno de residencias, que han sido demolidas.  https://www.google.com/maps/@4.6083313,-...6656?hl=es
Ahí van unos recuerdos de la época.
  
Transcurría el año 1980, yo estaba recién llegado de Medellín e iniciaba la carrera de Diseño Gráfico en la universidad Jorge Tadeo Lozano, calle 22 con carrera 4. Vivía en una residencia estudiantil ubicada en la calle 23, debajo de la Caracas, barrio Santafé; allí nos proporcionaban a los estudiantes alimentación, dormida y lavado de ropa. En esa misma cuadra funcionó hasta hace poco un prostíbulo de nombre El Castillo, al que le hicieron extinción de dominio. En ese tiempo habitaban en el sector, en diversas residencias, muchos estudiantes de la costa atlántica y los fines de semana el bullicio de acordeones interpretando música vallenata, duraba hasta la madrugada. Por la época en la zona no existía la prostitución callejera, sino que esta se realizaba en establecimientos cerrados denominados Casas de Citas, ubicadas principalmente en la calle 22; recuerdo una muy famosa, El Gran Paris, situada en un edificio en la esquina suroriental de la Caracas con 22, un lugar costoso, según escuche, por que un estudiante de provincia apenas tenía dinero para ir a cine a ver porno, en el teatro Ariel, calle 22 con carrera 13 A. Mis padres me consiguieron ese lugar primero por lo económico y luego porque me ahorraba el dinero del transporte; quienes conocen el sector, saben que a buen paso, hay unos 15 minutos hasta la universidad.
La universidad tenia dos entradas: un por la 22 y otra por la 23; normalmente yo ingresaba y salía por la calle 22, porque era la principal. Sin embargo, a veces íbamos a jugar en un billar que quedaba diagonal a la salida de la calle 23; desde esta salida se podía apreciar, mirando hacia el norte, desde las horas de la tarde una cantidad de chicas deambulando en pantalones cortos y minifalda. Un día intrigado le pregunté uno de mis compañeros que quienes eran ellas y me contestó “señoritas con antena”; la curiosidad me pudo y empecé a subir y a bajar, cuando tenía clase en las tardes, por la calle 24, para doblar por la carrera 4 A. Recuerdo que había de todo, gordas, flacas, altas, bajitas, en vestido, en pantalón, etc. Pero la indumentaria clásica era botas hasta la rodilla, pantalones cortos y blusa. Luego averigüe que la mayoría utilizaba brasieres con relleno; eran contadas, todas mayores, las que tenían implantes, porque habían ido a trabajar al Europa. En las noches, utilizaban abrigos largos y debajo solo tenían ropa interior, que mostraban a quienes subían por la calle 24 en carro. Cuando un hombre pasaba cerca de ellas, se lanzaban a cogerle las nalgas o a acariciarle el pene; luego me di cuenta que esa era la estrategia para esculcar a los incautos que transitaban por el sector. 
Un sábado en la tarde, luego de jugar un rato de billar, decidí ir a hacer “mercado de ojo” donde las travestis. Deambulé un rato por el sector, aprovechando que la U estaba cerrada por ser sábado en la tarde, pedí una cerveza en la tienda El Manicomio. Analice que algunos clientes preferían cuadrar el trato en un lugar cerrado, que hacerlo en la calle; cuadraban el precio y se dirigían adentro, donde estaban las piezas y salían por el portón principal. Duré un buen rato con una única cerveza, hasta que decidí irme. Bajaba por la calle 24 para la residencia, cuando veo una figura femenina, con vestido, lo que en Medellín llamamos bata, con una mata de pelo crespo y un caminar sexy, y decidí seguirla, para saber para donde iba, cosas de la juventud. Tuve la impresión que ella se dio cuenta, pero se mostro indiferente; cuando giró por la carrera quinta hacia el norte, ingresó a una residencia que quedaba cerca de donde empieza el puente sobre la calle 26.  Yo decidí pasar por el hotel y seguir de largo. La casa tenía un portón exterior que estaba abierto, un zaguán y otra puerta interna en ese momento cerrada. Al pasar frente, ella estaba timbrando y me detuve a mirarla: alta, delgada, con zapatos de tacón y con esa melena crespa. En el instante me llega un presentimiento: ¡es una travestí! El corazón me empezó a latir a mil, tuve una erección y no sabía qué hacer. Lo único que atine a decir fue: ¿vives aquí? Y ella se regresó y me dijo si, acá vivo. No recuerdo bien que conversamos, pero en general hablamos de mí, como llevaba una maleta me pregunto que a que me dedicaba, que de donde era, etc. lo normal. Su voz era un poco grave, pero yo aun dudaba ¿Será una señorita con antena? Un rato después, me despedí, pero ella me pregunto que si quería pasar. Entramos, era una casa con varias habitaciones a lado y lado de un pasillo. Ella saludo, reclamo las llaves y seguimos al fondo, abrió la puerta, ¡oh sorpresa!: una habitación muy grande, con un techo altísimo, piso de madera, que crujía cuando uno caminaba, olía a humedad, solo tenía una cama, una cómoda, una maleta grande tirada en el piso y una butaca. Me dijo que me sentara, que ya venía, no recuerdo cuanto se demoró, pero me pareció una eternidad, hacía un frío el berraco y me empezó a dar miedo. Yo me voy pensé. Estaba en esas, cuando se abre la puerta, ingresa mi anfitriona y me pide disculpas, que estaba entregando unos medicamentos a una amiga que estaba enferma. Continuamos la charla, acerca de mí: que cuanto llevaba viviendo en Bogotá, que como me parecía, que carrera estudiaba. Recuerdo que andaba en camisa y estaba temblando; ella lo notó y me dijo me sentara al lado de ella en el borde de la cama. Al tenerla tan cerca, no tuve dudas, era un travestí: su sudor era fuerte y su voz la escuché más gruesa. Inesperadamente sentí su mano en mi muslo preguntándome ¿En que piensas? Yo le respondí que era hora de irme, que yo vivía muy lejos, le mentí, y me puse pie. Ella hizo lo mismo. Yo soy alto, mido 1,82, pero ella con tacones también era alta. De pronto se me cuelga del cuello y me empieza a besar en los labios. No que emoción más HP, todavía recuerdo la parola y la lubricada que tuve. Resultamos en la cama, nos seguíamos besando, se me quito hasta el frío. De pronto me pregunta ¿Sabes que yo soy un chico? Yo afirme con la cabeza. ¿Y no te importa? Le dije que no. Eso fue lo ultimo que hablamos. Me desnudo, me beso por todo el cuerpo, las tetillas, el ombligo, las huevas, el pene, las nalgas el cuello, hasta que me derrame en su boca, que estallido tan maravilloso. Contaba con 17 años, en el colegio hacia deporte, solo había tenido dos polvos en mi vida y polvos de gallo, con noviecitas en Medallo. Después de que eyaculé, me alcanzó papel higiénico y ella se desnudó; cuando se quitó el brasier me di cuenta que tenia más senos yo, por el ejercicio, que ella. Le coloco pasador a la puerta y apagó la luz. Se desnudo y se acostó a mi lado. Sentí su miembro durísimo em mis piernas, una sensación extraña para mí, tal vez por eso nunca la olvido. Me tomo la mano y la puso sobre su verga; como era mi primera vez me pareció inmensa. Yo ya estaba erecto otra vez. De un momento a otro se levanto fue hasta la mesita de noche y saco algo, que luego supe que era vaselina; se acurruco y se aplico un poco en el ano, me unto a mi en la verga y se puso boca abajo en la cama. Yo me puse encima, pero no la podía penetrar, cuando iba a desistir, ella se puso de rodillas y guio mi pene hasta que la penetré totalmente, ahí se acostó nuevamente y yo comencé a moverme, parece que lo hacia muy mal, por que ella me coloco sus manos en mis nalgas para darme ritmo. Luego de un rato ya estábamos acoplados, ella empezó a exclamar, a decir groserías, que le diera más duro, hasta que alcanzo un orgasmo; lo note porque convulsionaba debajo de mí, enseguida me volví a venir, fueron chorros de semen, de lado y lado. ¡Que delicia! Nos quedamos un buen rato en esa posición, hasta que ella me pregunto si me había gustado, me fascinó, le dije. Un rato más tarde, nos levantamos ella prendió la luz, saco una bacinilla de debajo de la cama, se puso en cuclillas y se lavo el ano con agua de una botella. Luego me alcanzó el agua para que yo me hiciera aseo también. Nos volvimos a acostar, pero esta vez fue debajo de las cobijas, ya que el frío en esa pieza era terrible. Era la primera vez que yo me acostaba con alguien; en casa siempre tuve mi propia cama, los dos polvos que había tenido uno fue de pie y el otro en un parque. Así es que esta situación era nueva para mí, pero me sentía feliz ¡Que polvo tan hijueputa de bueno, pensaba!   Y el cuerpo de esa trans me parecía perfecto: delgada, cara linda, nalgas pequeñas pero duras, no tenía tetas, pero cuando le chupaba las tetillas, exclamaba de la emoción y esa cabellera rizada hasta los hombros, no tenía necesidad de peinarse. No logro recordar bien, pero parece que dormimos un rato. De pronto me dieron ganas de orinar y le pregunte que donde podía hacerlo, me dijo que en la botella de agua que estaba desocupada. Yo no podía atinar bien y ella se reía, hasta que me dijo: ven yo te ayudo. Yo te ayudo fue que cuando sentí su mano, se me paro nuevamente. Y empezamos a besarnos. Esta vez fui yo el que tomo la iniciativa, le bese el pecho, las tetillas, la espalda, las nalgas, pero cuando me acercaba a su verga, cambiaba de lugar. De pronto me cogió la cabeza con sus dos manos y la bajo hasta su verga, que estaba bien erecta y me la metió en la boca; parece que la estaba lastimando con los dientes, porque me decía que así no, que hiciera de cuenta que estaba silbando. Al rato yo ya estaba disfrutando también, no sabía que era más excitante si sentir su verga en mi boca o escucharla gemir. Luego de una eternidad, me jalo de la cabeza hacia arriba, me puso sus piernas en mis nalgas, se colocó la almohada debajo de ella y me pidió que se lo metiera. Yo ya era todo un experto, esta vez no necesite ayuda; ella eyaculo primero, yo si me demore un poco más, pero lo logré. Nunca había eyaculado tres veces seguidas, ni siquiera cuando me masturbaba.
Al cabo de un buen rato tocaron la puerta: no va a ir a trabajar Fresita, pregunto alguien desde el pasillo. Me demoro un poco, siga usted adelante, contesto ella. Me ofreció jabón y una toalla, y me dijo que hacia el fondo quedaba el baño, para que me aseara. Me vestí, salí de la habitación y si allí estaba el baño, me lavé lo más que pude con agua y jabón en un lavamanos y regresé. Fresita estaba envuelta en una toalla, me pidió el jabón y me dijo que la espera. Se había duchado, se coloco ropa interior y la ayude a calzarse unas botas de charol, que le llegaban hasta las rodillas, prendió un radio transistor, las ocho. Se empezó a maquillar y contó que de día trabajaba en una peluquería en la calle 17 con carrera 9, pero los jueves, viernes y sábado putiaba en la 72, hasta medianoche y si la cosa estaba dura en la peluquería hacia ratos en el sector. Maquillada pasaba por mujer en cualquier parte; se colocó un abrigo negro. Salimos del hotel, me preguntó que para donde iba, le dije que vivía en el Santafé y que bajaba hasta la Caracas. Era la misma ruta que llevaba ella. En la avenida Caracas, como se llamaba entonces, esperamos una buseta que decía directo Caracas, me dio un beso de despedida y me dijo: si te gustó, ya sabes dónde encontrarme. Esa noche me dormí pensando en lo suertudo que era. Ese fue mi primer encuentro con Fresita.
Tengo que aclarar dos cosas: en esa época (1980) no se utilizaba condón, el tema del SIDA llego a Colombia después de 1985, solo existía el temor de las veneras tradicionales: gonorrea, sífilis, chancros, etc. Que se curaban con antibióticos. La más común era la gonorrea, las otras eran poco usuales. Y dos, esta ha sido la única trans que yo he conocido que podía eyacular, y no una sino varias veces, únicamente siendo penetrada, sin estimulación en el pene. Al principio yo pensaba que esta era una característica de las chicas trans y que todas eran pasivas; pronto me daría cuenta de esta equivocación.

Este es un pantallazo de Chaturbate, de una modelo que me recuerda a Fresita.

Ese relato que dio el parcero quintopiso, me hace acordar de Mario Mendoza, tiene la misma forma de escribir. Muy buen relato.
Responder


Posibles temas similares...
Ultimo mensaje : 24-07-2025, 12:50 AM
Por: Camilo.a.lopez2
 Algo de ella? Joss 3028034439
Iniciado por dalinby
75 40718
Ultimo mensaje : 17-06-2025, 09:54 PM
Por: ♦ Arturo ♦
 Algo de ella? 3102546938
Iniciado por dalinby
75 40718
Ultimo mensaje : 30-05-2025, 09:09 PM
Por: Conservador
Ultimo mensaje : 21-05-2025, 11:48 PM
Por: VERSATIL
Ultimo mensaje : 17-04-2025, 09:31 PM
Por: Automaticwbw
Ultimo mensaje : 29-03-2025, 10:25 PM
Por: Jpar2
 Aridna 7 de agosto saben algo?
Iniciado por Gacmorb
75 40718
Ultimo mensaje : 24-03-2025, 04:37 PM
Por: Gacmorb
 evento o algo de fin de año?
Iniciado por Sheck_wes
75 40718
Ultimo mensaje : 31-12-2024, 12:24 AM
Por: Sheck_wes
Ultimo mensaje : 25-12-2024, 11:00 PM
Por: Patrickcolombia
 Historia con las trans
Iniciado por Katador Bogotano
75 40718
Ultimo mensaje : 11-12-2024, 06:10 PM
Por: Katador Bogotano



Usuarios navegando en este tema:
1 invitado(s)


Derechos de Autor © 2018-2022 | NO copiar el contenido | SÍ compartir | SÍ linkear